“ASÍ ERA MI FONSECA”
Por:
José María Gómez Daza
Así era Fonseca en las décadas de los años 14 a 40 del presente siglo.
Su situación geográfica:
Ubicada en la provincia de
Padilla, en el departamento del Magdalena Grande y a orillas del Río
Rancherías, entre las estribaciones de la Sierra Nevada y el ramal oriental de
la Cordillera de los Andes, tiene para la época a que hago referencia, un
altura sobre el nivel del mar de 110 Mts. y con una población calculable en
1.200 habitantes, sin servicios públicos de ninguna especie. El agua era
obtenida del Río Rancherías por medio de
barriles y tinajas. Las luces a base de lamparas de petróleo que era llevado de
Venezuela, había una oficina telegráfica que solo transmitía a Riohacha y a San
Juan del Cesar. La principal autoridad era ejercida por un Alcalde, siempre
godo, dos policías y dos maestros, apoyados en “El Cepo” aparato que consistía
en un par de tablones de carreto, que se unían por medio de aldabones con
varios huecos, que daban un espacio para que el prisionero metiera las piernas
y quedara acostado en el puro suelo (funcionó hasta el año 30).
La pequeña Fonseca tenía las siguientes calles
de norte a sur:
Ø La calle de los almendros, nombre debido a los
muchos árboles que la circundaban. Por esta calle corrió durante muchos años
una acequia, la cual que venia del Río Rancherías, con su bocatoma en la finca
Santa María, de propiedad de Don Rafael Rincones y cuyas aguas eran utilizadas
en la fabricación de Ron por el Doctor Rafael Ovalle; muerto este paso la
fabrica a Don Nicolás Medina Ovalle.
Personajes influyentes de esta
calle:
Doctor José Antonio Tovar C.
(Odontólogo de la Universidad de Filadelfia, U.S.A.); Nicolás Medina y su
familia; Don Rafael Cotes educado en Francia; Don José M. Escalante; José María
Ponce.
Ø
La de “Las provisiones”, comenzaba muy cerca del
cementerio y terminaba en la parte más oriental del pueblo.
Ø
La del Pereque o más tarde la del Corazón de
Jesús, donde una de las primeras casas fue la de mis padres; después de ésta
calle no había sino potreros y la carnicería.
Entre la calle de ‘los Almendros”
y la de “las Provisiones quedaba la plaza del pequeño pueblo, que merece un
capitulo aparte.
Esta plaza estaba edificada por
los cuatros costados por las mejores construcciones de aquella época. Esta, fue
invadida por las fuerzas del gobierno conservador, cuando el pueblo ocupado por
tropas liberales, en el costado oeste y norte de dicha plaza. Después de una
lucha terrible ya entrada la noche, los liberales alcanzaron a entrar a la iglesia
y desde su torre, un muchacho de apenas 17 años, se le ocurrió con el petróleo
de la iglesia y un arco guajiro, tirar un mechón que cayo en el techo de la
casa más próxima. Este muchacho premiado por los jefes liberales se llamaba
“Salastiel Brito” pariente de mi padre Lucas Gómez Aragón.
Los escombros de la mencionada
cuadra permanecerían durante muchos años en ese sitio, hasta que los frailes
Capuchinos construyeron la casa cural y un colegio para mujeres, muy bien
dotado, que aún existen.
Es importante anotar que el
combate entre las fuerzas del gobierno y la de los liberares dejo semidestruido
el pueblo, porque los liberales para poder desalojar de la plaza a los del
gobierno, tuvieron que perforar las paredes de casa por casa comenzando por la “casa
de la almohada” ubicada en la calle de las provisiones cerca del comando
liberal.
Los callejones eran nominados
según las personas importantes que en ellos vivieron, así se decía, el Callejón
de Tile; el de Mendoza; el de las Araujo; el de María Marulanda, etc.
Personajes Importantes:
Don Bartolo Parodi, Don Crispin
Medina, Don Guillermo Araujo, Don José María Dávila y Camilo Urbina,
telegrafistas; Don Lucas Gómez Aragón, Don Juancho Daza, Don Adalberto
Abuchaibe, Nelson Parodi, José Agustín Mendoza, Fidel María Gómez, Dámaso
Parodi, Tomas C. Medina, Cicerón Tovar S., Don Vicente Mendoza y Don Ramón
Penso, hombre interesante no solo por su decencia, bondadoso e inteligente y
poseedor de una de las fincas más grande de Fonseca.
Abelardo Romero el eterno maestro
y tantos más que se escapan de mi agonizante memoria.
Entre los acontecimientos
importantes en cuanto a la salud publica del Fonseca de entonces, es digno de
contar, la lucha contra el paludismo, flagelo endémico de todos los pueblos de
la Provincia especialmente después de los meses lluviosos. Es digno de hacer
notar que las fiebres palúdicas se presentaban más entre los niños y jóvenes
que en las personas de edad avanzada.
Por iniciativa de el Doctor
Octavio Gómez, todos los años se desecaban las lagunas y pantanos aledaños al
pueblo; para ello se hizo un caño que llevaba las aguas de lluvias del pueblo
desde el oeste hasta el noroeste, por la parte norte de la que hoy es la
Avenida de la Carretera e iba a desembocar en la cañada “La Guaca”, antiguo
cause del Río Rancherías. Esta campaña sanitaria fue coadyuvada, con un éxito
rotundo, por la acción de fumigación con D.D.T. de la compañía Roquefelex y
maquinaria especializada y dirigido por el hijo adoptivo de Fonseca, hombre
recordado Señor Molina quien aún vive en Valledupar.
Los pueblos de Villanueva, San
Juan del Cesar, Fonseca y Barrancas hacían su comercio con las ciudades
costeñas de Barranquilla, Riohacha, Santa Marta, Cartagena, saliendo a los
mismos caminos de herradura, en bestias. El comercio principal de exportación
eran cueros, café, panela, ganado para el consumo de carnes, etc.
Para ir a cualquiera de estos
pueblos había que viajar en bestia durante 3 o 4 días. Hagamos uno, de Fonseca
a Santa Marta: se salía a las 4 a.m. y se llegaba
atravesando la pequeña cordillera, a las 2 p.m. al estadero “Loma Grande” de
propiedad de Don Miguel Angel Brito. De allí, saliendo muy de madrugada, se
llegaba a Barbacoa o a “El Habre” y de
este ultimo se viajaba a Riohacha durante las ultimas horas de la mañana para
retomar a las 4 p.m. una lancha que lo llevaba a una goleta (embarcación de
madera) movida por el viento con velamen de tela. Se podía amanecer en Santa
Marta o durar 24 horas o más esperando una brisa favorable.
La carretera de Riohacha a los
pueblos de la Provincia demoró muchos años para llegar a Fonseca. Fue trazada
por el Ingeniero Andrade (el chiquito Andrade como se le conocía en la región
por la altura de más de 2 metros). Llego a Fonseca durante la segunda
administración del Doctor López Pumarejo por allá en diciembre cuando fue
inaugurado el puente sobre el Río Rancherías.
Con motivo de ello estuvo en
Fonseca el Presidente López con varios de sus ministros y el Alcalde de Bogotá,
Doctor Jorge Soto del Corral. Después de una esplendorosa comida, en una de las
mejores casas del poblado, pidió el Presidente López que lo llevaran a conocer
el pueblo y bajo una luna llena resplandeciente y acompañado por una nutrida
concurrencia, se detuvo en plena calle y pidió que le trajeran al Señor Alcalde
y presente este, le dijo: “Señor Alcalde Parodi tengo el placer de presentarle
al Alcalde de Bogotá, Doctor Soto Del Corral”. Don Nelson Parodi le contestó:
Nelson Parodi Alcalde de Fonseca, Alcalde por Alcalde.
Poco después el Doctor López
Pumarejo dirigiéndose a la multitud, dijo: “No me han dicho nada sobre la
carretera que hoy les he hecho llegar a Fonseca. Uno de la concurrencia después
de darle las gracias, se lamentó de que aún no estaba terminada y que solo era
transitable en verano ya que en el invierno era imposible, entre la multitud
con gran énfasis exclamo alguien: “hasta esa vaina Señor Presidente”. Hubo
grandes carcajadas y aplausos.
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