Es el tercero de los cinco hijos del hogar formado por Lucas P. Gómez Aragón y Margarita Daza Vidal, nació el 27 de diciembre de 1907 en la población de Fonseca, municipio del Magdalena Grande, hoy del Departamento de la Guajira. Sus hermanos fueron Manuel, Trinidad, Marco y Carmen todos fallecidos ya.
Realizó sus estudios primarios en el Gimnasio Santa Marta, bajo la dirección de nuestro ilustre pedagogo Don Manuel Gregorio Núñez; los estudios secundarios en el Liceo Celedón y el Colegio Mayor de nuestra señora del Rosario en la ciudad de Bogotá. Se graduó como Odontólogo en el Instituto Dental Colombiano en la misma ciudad, profesión que desempeñó con lujo de eficiencia y calidad.
Ejerció su profesión durante 27 años y al mismo tiempo se desempeñó como tal en el Batallón Córdoba en Santa Marta, del cual fue pensionado. Por esta razón recibió la Medalla al Mérito José María Córdoba del Ejército Colombiano.
En el Conservatorio Nacional, recibió lecciones de música, dándole formación de escuela a su vocación innata de cultor del pentagrama. Aprendió a tocar piano, violín, tiple, guitarra y acordeón piano, instrumento que aprendió a tocar en Santa Marta; cuando su hermano se lo trajo al regresar de Bélgica donde efectuó estudios profesionales, el último instrumento que tocó, dada su avanzada edad, fue la dulzaina o armónica.
Este juglar Fonsequero, el guajiro que se vino a vivir a Santa Marta, veló siempre por su folclor, llegó a esta ciudad en los años treinta del siglo pasado y rápidamente fue aceptado en la sociedad samaria, en el año 1937 contrajo nupcias con Celia Bermúdez Núñez y de esa unión quedan cinco hijos Margarita, Sara, José Lucas, Álvaro y José María Jr.
SU VIDA ARTISTICA Y MUSICAL
Su primera composición musical se llama “Fonseca”, famosa por “brillar la luna entre cardos y tunas,” que ya ha sido difundida por los Hermanos Zuleta; después compuso otras entre las que están Alborada Musical, Amor Borracho, Canto a las Mujeres, Cha`palante, El Indio Leguleyo, La Cachaca, La Gacela, La Perla del Caribe, Pizpireta y Sanjuanera; todas estas inéditas.
Pero la composición más conocida a nivel nacional e internacional es “El Compae Chipuco”, canción representativa del folclor vallenato, la cual inmortalizó el cantante samario Carlos Vives. Esta obra musical ésta incluida en las 100 canciones colombianas del siglo XX.
“El piojo” otra de sus canciones más sonadas, la compuso en Bogotá cuando estudiaba su profesión, pero solo se escuchaba en las parrandas. Se le dio publicidad en esta ciudad en una sesión solemne del Colegio de Catalina Correa, hoy Liceo Colombia, efectuada en el demolido Teatro Rex.
El cantante Iván Villazón, la puso de moda batiendo récords de sintonía, y con la cuál se ganó el Congo de Oro en Barranquilla. Hoy, es un himno en toda la provincia y en fiesta que se precie es obligado bailarlo.
Chema Gómez estrenó otra de sus canciones, “La Cachaca”, como invitado artístico en la Primera Fiesta del Mar en el año de 1959, quienes todavía la escuchan saben que tiene vigencia permanente. Por toda esa vida musical, así como su condición de emérito profesional y sus virtudes como persona, el Club Santa Marta lo declaró Socio Honorario.
Así mismo, fue homenajeado en diferentes lugares como: por el Festival Vallenato del Retorno en la ciudad de Fonseca, Guajira en agosto de 1990; homenajeado también por el Festival Vallenato del Retorno, en Valledupar en julio de 1993; en la Gobernación del Magdalena en la II Olimpiada Recreativa Cultural de la Tercera Edad y en junio del año 994 en Santa Marta fue exaltado por las autoridades locales, que en ceremonia especial le impusieron la Gran Cruz de Bastidas, máxima distinción que la ciudad le hace a los hijos ilustres.
Fue uno de los más destacados compositores del Magdalena Grande y La Guajira, sus críticas en defensa de la expresión autóctona del vallenato tradicional siempre fueron escuchadas y generaron controversias. Chema Gómez como cariñosamente lo llamaban murió en Santa Marta el 11 de agosto de 2003
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