Acotaciones de los Viernes
Chema Gómez y el “Compae' Chipuco”
Por: José Alejandro Vanegas Mejía
En menos de un mes se han des pedido de este mundo varios personajes del
arte musical. Cada uno de ellos por sus méritos y por el grado de influencia
alcanzado entre sus admiradores, ha dejado un vacío que poco debe convertirse
en inevitable nostalgia.
Enumerar a esos exponentes de la composición musical y señalar sus
melodías representativas, seria un ejercicio de nunca acabar y al mismo tiempo
una forma de retardar el reposo que merecen quienes dedicaron gran parte de su
existencia a brindar alegría y esparcimiento a grandes multitudes en los
diversos escenarios de la música y de la vida.
El más reciente de los ilustres desaparecidos es José María Gómez Daza
conocido entre sus amigos y los admiradores de la música "vallenata"
con el apocorístico "Chema". Pero "Chema” Gómez no fue un juglar
con las características que adornaron a la gran mayoría de los cultores de esta
música vernácula.
En efecto, el odontólogo josé María Gómez Daza desde muy joven tuvo
contacto con la música y fue estudiante de conservatorio. En efecto, después
de terminar sus estudios en el Colegio Mayor del Rosario en Bogotá, Chema Gómez
ingresó al Conservatorio de música de la Universidad Nacional y allí aprendió
a tocar varios instrumentos, entre ellos el piano, el violín, la guitarra y la
flauta.
Cuando se habla de los más conocidos compositores de música de acordeón
se piensa que estos personajes se la pasaban de pueblo en pueblo en busca de
público para sus interpretaciones y con la marcada intención de llevar
"recados" de unos familiares a otros para cumplir un encargo
solicitado. No es el caso de Chema Gómez, quien se vinculó al Batallón Córdova
en la ciudad de Santa Marta y con el ejército recorrió muchas veces las
regiones hasta donde ejercía su influencia ese cuerpo armado. De esa forma, en
brigadas odontológicas.
Chema Gómez viajó por todo el territorio del antiguo Magdalena Grande y
en esos sitios tuvo oportunidad de ejercer su vocación musical sin llegar a
convertirse en un hombre parrandero. Sus momentos de expansión, sin embargo,
se producían en el seno de reuniones familiares en las cuales rendía culto a
la amistad sincera. Sin duda la canción que más renombre ha dado a Chema Gómez es
"Compae' Chipuco".
En ella narra la historia mil veces repetida de su encuentro con un
anciano de características inconfundibles para identificar a un personaje de
la antigua Provincia. Y fue Carlos Vives quien, al cumplir con un imperativo de
su vena sentimental por nuestra región costeña, lanzó a la escena
internacional la obra de Chema Gómez.
Pero los herederos de Chema Gómez recuerdan con mayor ternura la letra
de "El piojo", interpretada por Iván Villazón. Esta canción era el
himno con el cual el viejo Chema contentaba y hacía reír a su esposa Celia
Bermúdez cuando ella le exigía finalizar las interminables sesiones musicales.
La letra, evidentemente, era mucho más picante que la grabada hace algunos
años.
Aunque sólo se recuerdan unas pocas canciones compuestas por Chema
Gómez, del mismo autor también han grabado "Fonseca",
"Sanjuanera" y "Carrizal". Además, permanecen inéditas
"Santa Marta", "Amor borracho". "El indio leguleyo",
"Pizpireta", "El beso", "Alborada musical",
"La gacela", "La cachaca" y "El retrato de Compa'e
Chipuco", especie de carta abierta a Rafael Escalona en la cual le
recuerda "los tiempos de antes".
Nacido en Fonseca el
27 de diciembre de 1907, el autor de "Compa'e Chipuco" falleció el
11 de agosto en Santa Marta, ciudad donde residió durante más de sesenta y
cinco años y conformó una familia ejemplar.
Paz en su
tumba.
Publicado en el periódico EL INFORMADOR, el viernes 15 de agosto de 2003.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario